A finales del verano de 2010, vi, por 50 pavos, una
guitarra en un folleto del Lidl, con afinador incluido (mi oído anda un
poco desentonado). Decidí comprarla. Con ayuda de Internet, pensé, donde iba a
encontrar infinidad de partituras, conseguiría tararear mis canciones
favoritas. De jovenzuelo ya lo había intentado, pero lo dejé por timidez,
aunque creo que más por inutilidad. Con medio siglo a mis espaldas, quería
volver a probarlo.
Un compañero de trabajo me contó que se
había apuntado a un taller de música que se impartía en el Centro Cultural Paco
Rabal, en el madrileño barrio de Vallecas, muy cerca de mi casa, por lo que pasé a informarme, con el fin de
acelerar el aprendizaje del instrumento. Solicité plaza en el mismo taller y,
además, en otro que me llamó la atención, "Relato breve". Me dije:
"en uno aprendo a tocar la guitarra y en el otro, a componer letras de canciones".
Loj-co-ho-ne.
En el de música, no
conseguí plaza, en el de relato, sí. El primer día de clase, nos presentamos
casi 20 personas, de las cuales terminaron (yo no pude ir el último trimestre)
4 ó 5. La verdad es que Felicitas, la jefa de taller, nos dio una caña impresionante. Claro, que de lo de componer
canciones, nada, y de lo de aprender a tocar la guitarra, menos.
En el curso 2011-2012
volví a conseguir plaza. Esta vez, empezamos menos gente, pero terminamos más
que en la anterior edición. Esther, la jefa, fue bastante menos guerrera que
Felicitas, con un estilo diferente, que
nos insuflaría nuevos conocimientos.
Después de estos dos años, me he
decidido a inaugurar este espacio (que lo abrí hace un año, sin saber que
decir), en el que pretendo publicar los pequeños relatos que he ido creando
desde entonces, más o menos por orden cronológico, salpicándolo con alguna que
otra cosilla que se me vaya ocurriendo.
Quise
buscarme un nombre artístico (que pedantería), pero cincuentón y escribiendo
cuentos, aunque fueran tontos, pensé que debería ser Cuentón.
Espero no aburrir
demasiado. Acepto todo tipo de críticas, siempre que estén hechas desde el
cariño.
Como nos contaban dos señores de negro muy
cachondos, que estarán haciendo de reír en algún lugar que, creo, aún
no conocemos... comenzón, empezón, principión.
Cuentón
jajja, has cogido al gran maestro, Tip -con permiso de Jardiel-. ¡Enhorabuena! Lo de cuentos tontos, no obstante, queda en entredicho. A mí me gusta mucho tu estilo, Cuentón Briñas. Te mando una banasta de ebesos y de versos!
ResponderEliminarGracias, Jardiela
ResponderEliminarUn hombre que se perdió el fin de un taller literario por una chapuza en casa. ¡Já! Pero que ha empezado un blog chapuza y lo está transformando en un lindo taller.¡Jó!
ResponderEliminarÁnimo, y adelante compañero.
Abrazos desde Córdoba.
p.D.: jó, cómo llueve también por aquí.
Por tu casa me quedo e invitado quedas a mi blog montesinadas. Abrazos me gusta lo que leo.
ResponderEliminarGracias, Manuel. No tardaré en visitar tus montesinadas.
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