sábado, 1 de febrero de 2014

39. Deseo de salchichas frescas

Leer el cuento

A la jefa le pareció que para ser mejores cuentistas deberíamos trabajar algo la poesía. Claro, como ella es novelista, cuentista, periodista, entrevistadora y poeta, entre otras muchas vertientes artísticas. Yo, en mi adolescencia, escribí algún poemilla, romances, que es lo más cuadriculado, lo más matemático, pero ahora mismo, que triunfa la poesía asonante y asimétrica, me encuentro fuera de toda rima.

Andaba en la cocina -intentando encontrar algo de inspiración para el poema, como llevaba haciendo durante toda la semana- delante de media docena de salchichas frescas, que pensaba pasar por la sartén, cuando escuché una vocecilla, con un timbre parecido al de un hamster -a mí una vez me pareció escuchar a un Roborowski- que decía:

—¡Eh, tú! el del cuchillo. ¿Qué vas a hacer con nosotras?

Miré hacia todos los lados, con cara de berberecho nonato, hasta que reparé en la más grande de las salchichas que se levantaba por uno de sus extremos, repitiendo:

—¿Que qué vas a hacer con nosotras, gafas? ¿No utilizarás el consabido método de achicharrarnos en la sartén, como hacen la mayoría de tus paisanos?

Me aseguré de que nadie me viera y, atemorizado, como si estuviera hablando con un demonio de Tasmania apuntándome con una pistola, le dije:

—Sí, es lo que pensaba hacer.

—Mira que sois anodinos en tu tierra. Coge papel y lápiz y escucha con atención, ¡simple, que eres un simple! —Empezaron a moverse las otras como lombrices hasta que se alinearon enfrente de mí, rodeando a su mal educada compañera.

Pero antes de transcribir lo que copié, quiero dejaros con la sintonía del televisivo programa "Con las manos en la masa", muy popular en la España de los ochenta, interpretada por Joaquín Sabina y Vainica Doble.








Una  cebolleta joven,
esa,
pocha tierna y transparente.
Májame ese diente de ajo
con esa ramita verde,
para luego.

Ahora toca nuestro turno.
Corta,
corta en trozos de a pulgada
y haznos danzar en la olla
patinando en la pochada,
con salero.

Unas patatas gallegas,
blancas,
mejor lisas y redondas,
no las cortes, rómpelas,
y que bailen con nosotras
sobre el fuego.

Aplica caldo hasta cubrir.
Sal,
azafrán, laurel, pimienta,
remuévelo con cariño
a fuego de no exagerar...
y al coleto.
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15 comentarios:

  1. Creo que has matado tres pájaros de un tiro, realismo fantástico en la presentación, poema y receta de cocina, quien da mas?

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    1. Pues después de hacer el guiso de salchichas, prepararé otro con esos tres pájaros.
      Me alegro de verte (cuentónicamente).

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  2. Aunque no deje un comentario te sigo, no me pierdo ningún cuento. Sabes que soy una fan incondicional.

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    1. Siento tu presencia en mis cuentos, que también son tuyos.
      Gracias.

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  3. Pues bienvenida al mundo de la escritura. Seguro que es una buena terapia. Y si mis cuentos te ayudan a superar la pérdida del amor de tu vida, estupendo.

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  4. No está nada mal la historia. A mi me encantan las salchichas atadas al vino blanco...

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    1. Gracias por visitar Los cuentos tontos.. Probaré las salchichas como a ti te gustan. Me da en la nariz que van a estar muy ricas.

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  5. Muchas gracias por tu comentario en mi blog...aquí tienes a una nueva fiel seguidora :3
    Un saludo enorme!!!

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    1. Gracias a ti y que te vaya muy bien con tu blog.

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  6. Hola, Cuentón.

    Felicidades por esta nueva entrada con cuento, vídeo y poesía. Menudo crack.

    Un besobrazo.

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    1. Tampoco te pases. El vídeo no lo he hecho yo.

      Un abrazo.

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  7. Amigo Cuentón: De siempre me atrajo la idea de jugar a ser Dios, y dar vida a unas salchichas frescas tiene que ser de lo más parecido a eso. En este caso con el hándicap del papel reivindicativo que le asignas a tus cárnicas amigas.
    La imaginación por delante, como siempre.
    Un abrazo.

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    1. Por jugar a ser Dios, que no quede. Eso sí, que el género sea bien fresco, que si no, enseguida huele.

      Un abrazo,
      Cuentón

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  8. Hola Cuentón, muchas gracias por tu nota en el blog de QPD, me ha hecho mucha ilusión. Ante todo, espíritu deportivo. Te diré que soy una persona extremadamente meticulosa con la ortografía y la gramática, y que el juego de hacerlo mal y buscar un efecto cómico en ello supone un esfuerzo para mí, que siempre escribo con los diccionarios y los manuales a mano. Te deseo mucha suerte en el concurso. Un saludo! Almudena

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    1. No dudaba de tu buena ortografía, sabía que tenías buena pluma. Cuando quieras, te puedes pasear por Los cuentos tontos.

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