Esther, jefa del taller de
literatos cortos –este adjetivo puede funcionar en cualquier sentido-, nos
había hablado sobre los tipos de estructuras que pueden utilizarse en una narración.
Existen muchas más de las que podíamos imaginar. Encontraremos la técnica de la
escalera, la de empalmes, la del reloj de arena... Yo elegí -y no sé si consumé-
la de trenza, en la que dos historias, aparentemente diferentes, acaban
relacionándose.
Sobre la temática, nos había dado
libertad. Y yo me aproveché de esa capacidad para fantasear que te da la
narrativa.
Como ya he mencionado en otros
capítulos, la escritura te proporciona una facultad difícil de encontrar en
otras disciplinas: puedes reinventar el mundo. Solo necesitas revestirlo de
cierta verosimilitud, de forma que al contarlo no rechine demasiado.
En ‘¿Y si funciona?’ creé una
situación por la que no poca gente dirá que estoy … (poned lo que queráis).
Pero, como ignorante que soy, me atreví. La verdad es que no se si es posible
que funcione. Al menos espero que dicha 'realidad'
sirva como ingrediente para un relato.
He buscado una canción que tuviera algo de relación con esta historia, pero no he encontrado ninguna que me pareciera adecuada, ni creo que exista. Así que utilizaré como excusa el lugar donde se desarrolla la historia -mejor diría, un artista de la tierra- para ponerle música. Y qué título más bello que 'Soy un corazón tendido al sol' podría elegir.
Mientras rodea la
plaza de América, un compuesto de preocupación y alegría se agita en su cabeza.
Creía que no sería capaz de dar un paso como este, que le lleva al Campo de San
Francisco. Toda una vida ocultando la realidad.
Repasa todos los
acontecimientos que ha vivido con Elena. Empezaron a salir muy jóvenes, antes
de terminar el bachillerato. Los dos estudiaban en el instituto Obispo Argüelles,
en el montañoso pueblo leonés de Villablino. Fue la única manera de que los
compañeros dejaran de meterse con él, de que acabaran las murmuraciones, las
miradas hirientes. Se camuflaron en una aburrida pandilla que se empachaba de cine-forums. Doce años de noviazgo, sin
apenas intercambio carnal. Afortunadamente, ella, aún siendo anticlerical
militante, había heredado una estricta moralidad prematrimonial. En ese
atributo encontró Miguel el ropero en dónde colgar de una percha su verdad.
Llegó el día de la
boda y ya no quedó escapatoria. Con gran esfuerzo mental, asiduas
indisposiciones intestinales, sesiones de onanismo, procurando abstraerse del
momento... a veces lograba consumar el coito. No obstante, fue suficiente para
engendrar tres criaturas que llenaron el hogar y silenciaron todas las bocas.
Dos niñas y un varón
que ocuparon todo el tiempo de la pareja durante los muchos años de crianza.
Pero los hijos se hacían mayores y abandonaban el domicilio conyugal. La
pequeña hacía tres meses que se había independizado. El matrimonio volvía a
tener mucho tiempo para ellos. Y Elena se sentía aún con ganas.
Gloria lleva más de
treinta años escondida en sí misma, desde que tuvo los primeros indicios de su
desorientada identidad. Había disfrazado su personalidad todo lo que había
podido.
Se desprecia cada vez
que se mira al espejo. Nadie, ni siquiera sus padres, en cuya casa conviven, ha
podido pensar que sus deseos amorosos se centran en las compañeras y no en los
hombres que tantas veces han intentado disfrutar de su femenina belleza.
Odia su ajuar.
Excepto ese puñado de prendas que esconde en una bolsa de deporte y que, a
menudo, cuando se queda sola, aprovecha para ponerse y deleitarse al verse. Se recoge y engomina el cabello, se coloca unos ajustados pantalones negros,
la camiseta de colores estridentes, las botas de militar y la cazadora de cuero
con tachuelas en las hombreras.
A Gloria le han
llamado de todo. Que si es antipática, borde, mal educada, gilipollas, frígida,
estrecha. Pero nunca nadie en Gijón, donde siempre vivió, le dijo marimacho,
tortillera, machorra o lesbiana. Ahora ha decidido cambiar de aspecto y de
vida.
Mientras camina
nerviosa por la calle Jovellanos, en dirección al Campo de San Francisco, en el
centro de Oviedo, intenta imaginar cómo terminará esta aventura que está a
punto de emprender junto a Miguel.
Se conocieron a
través de un chat. Él nunca hubiera pensado que iba a verse atraído por una
mujer. Ella siempre había sentido rechazo erótico por los hombres. Los dos eran
conocedores de las circunstancias de cada uno. Los dos habían compartido sus
frustraciones. Y los dos han decidido darse una oportunidad. No saben cómo van
a armonizar su sexualidad, pero él se ha imaginado dentro de Gloria y ella
poseyendo a Miguel. Piensan que están locos.
Se encontrarán en un
banco de piedra en el Paseo del Bombé del céntrico parque. Visitarán la
catedral, el Museo de Bellas artes. Cenarán en Casa Conrado y se alojarán en
una habitación matrimonial del Hotel de La Reconquista.
Todo un lujo para una
noche muy especial. ¿Y si funciona?
Gracias por leerme. Puedes dejar tu comentario y compartir en las redes sociales picando en los botones de abajo. Hasta la próxima.
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Cuentón
Dificil relación pero muy bien contada.
ResponderEliminarMe alegro por lo que me toca. Un beso.
ResponderEliminarLa sexualidad es mucho más diversa y compleja de lo que a priori nos imaginamos. Saludos y enhorabuena por haberte atrevido con ese tema. Me gustó.
ResponderEliminarNo sé si me atreví o simplemente osé. ¿O es lo mismo? Me gusta que te gustara. Un abrazo.
EliminarEsta vez lo has logrado: sorprendísteme.
ResponderEliminarUn abrazo.
Yo pensaba que en Colocotroco estabais a vuelta de todo. Un abrazo, Luis.
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