sábado, 16 de agosto de 2014

53. ¿Y si funciona?

Leer el cuento
Esther, jefa del taller de literatos cortos –este adjetivo puede funcionar en cualquier sentido-, nos había hablado sobre los tipos de estructuras que pueden utilizarse en una narración. Existen muchas más de las que podíamos imaginar. Encontraremos la técnica de la escalera, la de empalmes, la del reloj de arena... Yo elegí -y no sé si consumé- la de trenza, en la que dos historias, aparentemente diferentes, acaban relacionándose.

Sobre la temática, nos había dado libertad. Y yo me aproveché de esa capacidad para fantasear que te da la narrativa.

Como ya he mencionado en otros capítulos, la escritura te proporciona una facultad difícil de encontrar en otras disciplinas: puedes reinventar el mundo. Solo necesitas revestirlo de cierta verosimilitud, de forma que al contarlo no rechine demasiado.

En ‘¿Y si funciona?’ creé una situación por la que no poca gente dirá que estoy … (poned lo que queráis). Pero, como ignorante que soy, me atreví. La verdad es que no se si es posible que funcione. Al menos espero que dicha 'realidad' sirva como ingrediente para un relato.

He buscado una canción que tuviera algo de relación con esta historia, pero no he encontrado ninguna que me pareciera adecuada, ni creo que exista. Así que utilizaré como excusa el lugar donde se desarrolla la historia -mejor diría, un artista de la tierra- para ponerle música. Y qué título más bello que 'Soy un corazón tendido al sol' podría elegir.







Mientras rodea la plaza de América, un compuesto de preocupación y alegría se agita en su cabeza. Creía que no sería capaz de dar un paso como este, que le lleva al Campo de San Francisco. Toda una vida ocultando la realidad.

Repasa todos los acontecimientos que ha vivido con Elena. Empezaron a salir muy jóvenes, antes de terminar el bachillerato. Los dos estudiaban en el instituto Obispo Argüelles, en el montañoso pueblo leonés de Villablino. Fue la única manera de que los compañeros dejaran de meterse con él, de que acabaran las murmuraciones, las miradas hirientes. Se camuflaron en una aburrida pandilla que se empachaba de cine-forums. Doce años de noviazgo, sin apenas intercambio carnal. Afortunadamente, ella, aún siendo anticlerical militante, había heredado una estricta moralidad prematrimonial. En ese atributo encontró Miguel el ropero en dónde colgar de una percha su verdad.

Llegó el día de la boda y ya no quedó escapatoria. Con gran esfuerzo mental, asiduas indisposiciones intestinales, sesiones de onanismo, procurando abstraerse del momento... a veces lograba consumar el coito. No obstante, fue suficiente para engendrar tres criaturas que llenaron el hogar y silenciaron todas las bocas.

Dos niñas y un varón que ocuparon todo el tiempo de la pareja durante los muchos años de crianza. Pero los hijos se hacían mayores y abandonaban el domicilio conyugal. La pequeña hacía tres meses que se había independizado. El matrimonio volvía a tener mucho tiempo para ellos. Y Elena se sentía aún con ganas.

Gloria lleva más de treinta años escondida en sí misma, desde que tuvo los primeros indicios de su desorientada identidad. Había disfrazado su personalidad todo lo que había podido.

Se desprecia cada vez que se mira al espejo. Nadie, ni siquiera sus padres, en cuya casa conviven, ha podido pensar que sus deseos amorosos se centran en las compañeras y no en los hombres que tantas veces han intentado disfrutar de su femenina belleza.

Odia su ajuar. Excepto ese puñado de prendas que esconde en una bolsa de deporte y que, a menudo, cuando se queda sola, aprovecha para ponerse y deleitarse al verse. Se recoge y engomina el cabello, se coloca unos ajustados pantalones negros, la camiseta de colores estridentes, las botas de militar y la cazadora de cuero con tachuelas en las hombreras.

A Gloria le han llamado de todo. Que si es antipática, borde, mal educada, gilipollas, frígida, estrecha. Pero nunca nadie en Gijón, donde siempre vivió, le dijo marimacho, tortillera, machorra o lesbiana. Ahora ha decidido cambiar de aspecto y de vida.

Mientras camina nerviosa por la calle Jovellanos, en dirección al Campo de San Francisco, en el centro de Oviedo, intenta imaginar cómo terminará esta aventura que está a punto de emprender junto a Miguel.

Se conocieron a través de un chat. Él nunca hubiera pensado que iba a verse atraído por una mujer. Ella siempre había sentido rechazo erótico por los hombres. Los dos eran conocedores de las circunstancias de cada uno. Los dos habían compartido sus frustraciones. Y los dos han decidido darse una oportunidad. No saben cómo van a armonizar su sexualidad, pero él se ha imaginado dentro de Gloria y ella poseyendo a Miguel. Piensan que están locos.

Se encontrarán en un banco de piedra en el Paseo del Bombé del céntrico parque. Visitarán la catedral, el Museo de Bellas artes. Cenarán en Casa Conrado y se alojarán en una habitación matrimonial del Hotel de La Reconquista.


Todo un lujo para una noche muy especial. ¿Y si funciona? 


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 Cuentón
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6 comentarios:

  1. Dificil relación pero muy bien contada.

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  2. Me alegro por lo que me toca. Un beso.

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  3. La sexualidad es mucho más diversa y compleja de lo que a priori nos imaginamos. Saludos y enhorabuena por haberte atrevido con ese tema. Me gustó.

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    1. No sé si me atreví o simplemente osé. ¿O es lo mismo? Me gusta que te gustara. Un abrazo.

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  4. Esta vez lo has logrado: sorprendísteme.
    Un abrazo.

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    1. Yo pensaba que en Colocotroco estabais a vuelta de todo. Un abrazo, Luis.

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